Resumen
Al igual que sucede en la literatura, la temática indigenista ha sido una
constante fuente de inspiración para los artistas plásticos dominicanos. Al Indigenismo
debemos muchas de las obras más representativas el periodo romántico como son Enriquillo de Manuel de Jesús Galván, Fantasías Indígenas de José Joaquín Pérez,
y Anacaona de Salome Ureña en el
caso de la pintura y la escultura nos encontramos con el “Cautiverio de Caonabo” de Luis Desangles y el “Caonabo encadenado” de Abelardo Rodríguez Urdaneta, que se
inscriben en una corriente muy propia del siglo XIX, que evoca el pasado
origen, idealizando a los héroes de la raza primigenia a partir de la historia
y la leyenda.
EN Santo Domingo, quizás con más fuerza que en otras partes de América, “¡Ir
hacia el indio!”- para citar palabras de Pedro Henríquez Ureña- “Nace y renace
en cada generación, bajo muchedumbre de formas, en todas las artes”. En este orden
de ideas, en el pasado siglo, al igual que en el presente, autores de renombre
han contribuido a engrosar de manera realmente entusiasta “la abundante y
valiosa producción indigenista” dominicana que a juicio de Max Henríquez Ureña,
“probablemente en ningún otro país de América tuvieron los temas indigenistas
tantos cultores notables”.
E igual manera, muchos de nuestros más connotados artistas plásticos contemporáneos
han vuelto su mirada a esa inagotable cantea de fecunda inspiración que se manifiesta
en el c arqueológico prehispánico, en una visión retrospectiva que tata de
encontrar en los modelos primitivos los orígenes ancestrales del arte
universal, acentuando con sus producciones la afinidad existente entre los
exponentes del arte moderno con los artífices tribales.
Primer Simposio Regional. Incidencias de la Cultura Precolombina en el Arte
Contemporáneo 1998. Galería de Arte Arawak. Resumen ponencias.
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