COLOQUIO. Suplemento Cultural. Sábado 13 de enero de 1990.
Nada sé del mundo psíquico, pero dudo del hombre que nace solo, no podemos
nacer solos. Se nace con lago más viejo que el cuerpo, con algo que no debemos
traicionar. Todo el mar es una ola. Todos los hombres es el Hombre. Excúsame,
Simón, si uso el pensamiento como un dado, no creo en el azar; el hombre solo
es una muchedumbre, cuando está en la muchedumbre, está solo.
2
-Es que, Simón, esto se
complica.
-Todo lo que es sencillo no
pertenece a la grandeza del hombre.
-Simón, pero Jesús era
sencillo.
-La sencillez de aquel hombre
no es material paralelo.
-¿Por qué, Simón? ¿Es que no
era un hombre?
-No era uno, sino que era El
Hombre.
-Toma un poco de yerba, huélela,
y dime a que te sabe sin masticarla.
-No me sabe a nada.
-y el agua ¿a que te sabe?
-A nada tampoco.
-Pues los hombres tienen olores
diferentes pero El Hombre, no. Metete al Hombre en el cuerpo y veras que la montaña
se te vuelve una colina.
3
-Simón, he ahí tu grandeza. Tu
pregunta tiene la estatura de aquel hijo de Josef, el carpintero. Ya no tienes
que decirle a tu pueblo: ¿Por qué me has abandonado?
Al día siguiente más cerca ya
de su destino que de sus tropiezos, después del terremoto mental entre jinete y
equino, Simón se prepara para terminar su largo viaje sobre un mapa
interminable, y empieza a ensillar a Relámpago, pero mientras monta, se entera sorprendido
que el equino es mudo.
-¿Por qué, no hablas,
relámpago? Ya no tienes pesadillas, las yerbas no te han hecho daño, las
lluvias no son radiactivas, los ríos no están todavía envenenados, el aire
todavía es aire.
4
Me asomo a la llanura cuyas
tierras pertenecen a este lado del mar. Y arrancándole un poco de verde a la pradera,
huelo el gajo de campo húmedo, y mendigo: la yerba huele a huracán, relámpago
no se equivoca. Tampoco se equivocó cuando casi relinchando me dijo: Simón, vas
a tener tu última pesadilla, y será con la historia, con la ciencia o con la
magia, el abismo está cerca, te lo dice mi olfato, brújula y brujo; abre el
ojo, Simón, la gente sabe que nosotros los equinos, sabemos en la oscuridad
donde se encuentra el abismo. Nunca entre las tinieblas hemos caído en esa
trampa. No sabemos el origen de ese don del caballo, quizá nuestras patas
tienen lámparas así como las moscas sus antenas; son tantos los caprichos del
Hacedor que hasta en gracia nos caen los dinosauros.
5
Ayer en un gesto cabía la
Historia de un pueblo. Hoy en una moneda cabe todo el mapa.
6
Fíjate en esto, Simón, la
política es el último refugio del incrédulo, y para que a un político se le
tome en serio, o más allá de si antifaz, se agarra del paracaídas mágico de la
palabra Mística, la palabra favorita del ateo, irónica o no, porque los que
creen no usan ese asediado refugio; son como el héroe que le huye al uniforme
en plena calle, y alguien dice ¿De quién huyes desnudos?
7
-Dijiste invasores en el cuerpo
humano, ¿es político el hecho de la ceración?
-Poco sabe la razón y se
refugia en lo intuitivo. Si razonamos tu pregunta, la tarántula tiene sus
razones pero no conciencia. En cambio si no razonamos tu pregunta, la rosa es
conciencia.
-Tu respuesta es exacta. Pero
algo olvidaste.
-Sí, ya lo sé: te refieres a la
Creación como política del Creador, fíjate que para la especie animal no se
extinga, le agrego un pequeño detalle: el placer. Sin ese detalle la historia
no existe. Un momento de cama no solo significa censo, sino esos espacios que
se laman Jesús, Homero, Shakespeare, Hugo, Napoleón, Dante, Lincoln. Veras
entonces que la historia depende exclusivamente de ese momento de cama que es
esencialmente político.
-Estoy satisfecho, Simón,
¿Cuándo vuelvo a dialogar contigo?
-Cuando no estés conmigo.
8
Gono es el más puro de todos
los huéspedes de tus pesadillas. No es que sea el más metafísico de tu
novenario dantesco, no, lo que quiero aclararte es que Gono tiene la inocencia
de lo heroico, como la tiene tu humildad indefensa. Digo indefensa porque todo
lo puro es indefenso, así como también la inocencia es creadora, y la malicia
es torpe, inútil, culpable como el agua sucia que se bebe el ciego.
9
En España, como ya sabemos,
nunca existió la poesía sexual. Toneladas de travesuras picarescas de Quevedo
no representan ese tema. Y la forma y formula anecdótica-retorica-romántica de
“La Casada Infiel “tampoco. Como curiosa e irónica paradoja, la poesía sexual
es como la metafísica, rechaza formulas y formas literarias, despreciando todo
lo que no sea ella misma.
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