DE MI BIBLIOTECA: PEDRO FRANCISCO JAVIER DE CHARLEVOIX / Marcial Báez.

 DE MI BIBLIOTECA: PEDRO FRANCISCO JAVIER DE CHARLEVOIX / Marcial 

PEDRO FRANCISCO JAVIER DE CHARLEVOIX.

Nació en Saint-Quin- tin (Francia) el 29 de octubre de 1682; entró en el noviciado de los jesuitas el 15 de setiembre de 1698. Enseñó las humanidades, la retórica y la filosofia De 1717 a 1722 hizo su segundo viaje a América; de 1705 a 1709, habia si- do profesor en Quebec (Canadá). En 1722 era uno de los redactores de las Mémoires de Trevoux, en las que trabajó durante veintidós años. Murió en La Fleche (Francia) el 1 de febrero de 1761. Escribió varias obras sobre el cristianismo en el Japón, que fueron traducidas al inglés y al español. Hizo asimismo la Vida de la Madre Maria de la Encarnación, fundadora y primera superiora de las Ursulinas de la Nueva Francia. Su tercer libro fue Histoire de l'Isle Espagnole ou de S. Domingue. 

17. HISTORIA DE LA ISLA ESPAÑOLA O DE SANTO SOMINGO. TOMO I. Sociedad Dominicana de Bibliófilos Inc. 1730-1977 / 402. págs.

Hace varios años que el Padre Juan Bautista le Pers, jesuita valón, con quien tuve grandes relaciones de amistad en París, mientras él hacía allí sus estudios de teología, me envió unas Memorias para escribir la Historia de la Isla de Santo Domingo, donde desde hace veinticinco años trabaja en la viña del Señor con un celo que el cielo ha favorecido con sus más abundantes bendiciones. Tres mil negros adultos y un número todavía mayor de niños bautizados por su mano, y nueve o diez iglesias construidas por sus cuidados en las dependencias del Cabo Francés y del Puerto de Paz, son prueba de ello. Como esas Memorias se encontraban imperfectas, habiéndose extraviado una parte de ellas por descuido de aquellos a quienes el autor las había dirigido para entregármelas, no me apresuré en examinarlas; y sin embargo me vi obligado a partir para Italia, donde permanecí tres años. No dudaba en absoluto de que el P. le Pers, viéndome fuera de situación de hacer lo que había deseado de mí, lo hubiera encargado a algún otro, pero quedé sumamente sorprendido al volver a París después de tan larga ausencia, de encontrar allí sus Memorias, cuyas brechas había reparado, y cartas muy insistentes de su parte para comprometerme a no dilatar más ponerlas por obra.