Fragmento.
Antes de pasar a describir el destino de los locales de cada planta, creo
oportuno advertir que el proyecto no debe considerarse definitivo en sus líneas
esenciales, como fruto de un estudio detenido del problema, si bien siempre
será posible durante su realización el alterar algún detalle caso de que
surgieran caos nuevos y auténticos sobre el palacio primitivo-lo cual no crea
haya de ocurrir-, u opiniones que resultasen dignas de tenerse en cuenta.
En la planta baja, por su entrada principal por la pate de tierra (fachada
Oeste) del porche, se asa al zaguán o vestíbulo que sirve de pieza central del
reparto, pues en la distribución totalmente respetada, que es bien clara y
definida, las habitaciones son de paso y no existían lo que hoy día llamamos
pasillos. A la derecha de este vestíbulo, racionalmente estaría la parte de
servicio como marca la escalera de caracol y en ella se ha pensado instalar la
típica cocina delas habitaciones de la servidumbre.
A la izquierda, en cambio, y se marca por el contrario la parte residencial
de estancia y recibo. Se reconstruye bajo la escalera de la fachada Este el
oratorio de la Virreina, tal y como obtuvo en su tiempo, y bajo la otra
escalera (fachada Oeste) se instala en un perfecto disimulo un aseo que es
preciso para cualquier necesidad en su función de museo.
En la planta superior, como en los planos se indica, queda a parte
puramente residencial del Palacio con un gran salón central de recepciones y
todas las piezas añejas a l, con el departamento vivienda de los Virreyes.
No sabemos quién fue el autor de esta singular Casa del Almirante. Antes
apuntamos el hecho de que la construcción se encuentra a medias entre la
residencia particular y la sede oficial. En España apenas hay antecedentes de
las dos galeras superpuestas. Existe, como indica el profesor Lamperez, un
palacio de traza parecida, el de Saldueña en Sarracín (Burgos), pero es de
época posterior y su arquitectura del más puro Renacimiento. En cambio el palacio
de Cuernavaca o casa de Hernán Cortés es una consecuencia inmediata y directa
de la casa del Almirante, cosa no extraña porque Hernán Cortes conocía el
Palacio de don Diego Colόn. El estado de la artes del edificio que aún se
conservan con los deterioros naturales producidos por los siglos es de solidez
en lo que se refiere a fundaciones y muros, pues no se aprecian grietas
inquietantes, ni movimientos denunciadores de asientos, ni fallos de
importancia. Pero a pesar ello considero indispensable una primera fase de
consolidación en la que deberá aprovecharse las ventajas que brinda la técnica
moderna, según ya indique en mi informe anterior al estudio del proyecto. Pues
cuanto se haga por asegurar a la reconstrucción la más larga vida posible
redundara en beneficio asimismo de la trascendencia que esta decisión del
Gobierno Dominicano puede y debe tener.
Por ello, previo reconocimiento cuidadoso de los elementos resistentes,
será útil-y así se proyecta- establecer una ligazón de todas las fábricas por
medio de correas o zunchos de hormigón armado embebidos en los muros y ocultos
en ellos para que sirvan de asiento y de atado a los forjados de los pisos que
se han de hacer. Estos mismos forjados han de tener carácter definitivo, y dado
que las luces de los vanos a cubrir son pequeñas, están proyectados de ligera y
resistente losa de hormigón armado que después quedara oculta en su parte
inferior con las vigas de madera y sus bovedillas de entrevigado, en unos
casos, y por los artesonados, en otros. Con lo cual queda dicho que estos
elementos últimos serán puramente decorativos, lo que garantizara una más larga
conservación al ser nulo su trabajo, y pese a que tendrán la misma apariencia
del primitivo entramado.
Lo mismo puede decirse de la cubierta. Por lo que se deduce delos signos
existentes, la construcción primitiva era una de unas roscas de material de
barro o acopladas en forma de bóveda con el bombeo mínimo y suficiente para que
discurriesen las aguas de la lluvia. Esa bóveda estaba colocada sobe vigas
ligeramente inclinadas en las crujías exteriores, y a nivel, en la central.
Pues bien, este sistema puede emplearse hoy con idéntica apariencia, pero con
mucha ligereza y resistencia, a la vez
que totalmente impermeabilizado. Una bóveda de hormigón armado, para que su
espesor sea mínimo, nos permitirá cubrirla con las mismas piezas de baldosas de
barro, si bien ahora tendremos la garantía de una impermeabilidad perfecta y de
un aislamiento grande.
Como se ve por lo antes dicho, esta consolidación se hará simultáneamente
con la reedificación de lo que ha de ser completado, de donde se derivara la
ventaja que la ligazón se consiga con carácter totalmente definitivo.
Tendremos así el edificio asegurado y completado en cuanto afecta a
elementos resistentes. La segunda fase del trabajo será la terminación con los elementos
de carácter accesorio, pro que por tratarse de una reconstitución tan
importante, no pueden ser descuidados ni aun en los detalles que los legos en
la materia podrán considerar desprovistos de significación.
De la pureza de la elección delas soluciones, tanto de pavimentos como de
techos y del resto de los elementos decorativos, dan perfecta idea, y parece
inútil insistir en ello, los planos que con todo detalle acompañan a esta
Memoria. Entre estos elementos se han tenido en cuenta la restauración de las pinturas
murales y esgrafiados cuyos estos se señalan actualmente y de los cuales hay
ejemplares muy similares en España.
Hace más de doscientos años que el ingeniero Gonzales Villamar decía
textualmente debía reparar y conservar este edificio para dejar la posteridad el único irrefragable monumento
del Descubrimiento y conquista de este Nuevo Mundo: de que no hay exemplar en
las historias”.
“Se
Hola, Nefertiti. Soy José Muñoz y en mi tesis doctoral incluyo un apartado sobre el palacio virreinal de Santo Domingo. La restauración realizada por Javier Barroso en 1955-1957 no es prioritaria en mi investigación, pero me gustaría conocer algo más de esa Memoria cuyo fragmento publicas: ¿cómo podría consultarla? Saludos. José Muñoz
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