En los inicios del
arte, la evolución de las formas, nacidas al azar, de la solución práctica
exigida por el uso de un objeto e impuesta también por su naturaleza material
en principio una exigencia utilitaria, se convierte poco a poco en inútil y sin
razón justificable se transmite en ordenación ornamental y continúa luego por
el solo placer decorativo, convirtiéndose en una obra de arte, entre esas formas
se encuentra la Cerámica, la propuesta que el artista de San Francisco de
Macorís radicado en San Cristóbal Fernando Silvestre Lemoine presenta en su exposición “Entre Escultura y
Arte Taíno” junto a sus esculturas en madera en la Universidad APEC (Acción,
Pro Educación y Cultura), Santo Domingo.
Sobre las Cerámicas
taínas, el Dr. Marcio Veloz Maggiolo en su obra “Arqueología Prehistórica de
Santo Domingo, expresa: “Las culturas cerámicas antillanas son probablemente
una continuación de culturas del mismo tipo localizables en los principios de
nuestra era en la zona norte de Venezuela y en la desembocadura del Orinoco. El
taíno está considerado como el grupo cultural más avanzado dentro de ámbito
Arawaco. Su cerámica es incisa punteada con continuidad de motivos y secuencias
decorativas, hasta el logro de complicadas formas de decoración en todo tipo
material. Presencia del vaso – efige de forma vasicular, muy característico,
que tiene así como la presencia de botellas o potizas”, las que observamos en
las piezas de Fernando Silvestre Lemoine
de “características cotidiana y ceremoniales, votivas con las cuales le rendían
culto al agua, a los murciélagos.”
En las cerámicas y
esculturas de Fernando Silvestre Lemoine, está presente el erotismo explícito en un vaso-efigie de dos figuras
zoomorfas en actitud amorosa, figuras masculinas desnudas mostrando sus partes íntimas
y una potiza de forma fálica; también implícita, ya que el artista, pone su
ingenio al colocar falos en la parte inferior de algunas tapas; las esculturas
siguen el hilo conductor de la muestra a partir del vínculo erótico haciéndole culto a la naturaleza mediante el
tallado de imágenes femeninas desnudas.
El culto a la
sexualidad no es nuevo; en tiempos primitivos,
las representaciones eróticas eran a menudo un subconjunto del arte indígena o
religioso de cada cultura. El arte erótico aplicado al arte de contenido
sexual y especialmente, al arte que celebra la sexualidad humana, se deriva de
eros, la palabra griega para el amor físico, por otra persona, proporcionando
también a otras culturas, una fuente de inspiración. En algunas culturas “las
escenas explícitas de sexo aparecen en vasos, platos, cuencos y copas, fueron
regalos que muchos estaban dirigidas a amantes y cortesanas.”.
Fernando
Silvestre Lemoine en su original idea de realizar réplicas del Arte Taíno nos
presenta una gran variedad de cerámicas en color ocre: amuletos, cachimbos, cemíes
(inhaladores para aspirar alucinógenos) y una representación del Dios de la
Lluvia, potizas con representación antropomorfa en el cuello, que generalmente
componen parte del
cuerpo de las piezas, otras con rostros, vasijas elípticas onitomorfas
profusamente decoradas con vaso eferoidal flexado, cuadrangulares y circulares,
vasos antropomorfos con figura femenina, personaje masculino de piernas
gruesas, antropomorfo con lóbulo separado; así como motivos geométricos que
fusionados originan una “decoración laberíntica”.
Los
47 años de Fernando Silvestre Lemoine en
el arte, se reflejan no sólo en las cerámicas realizadas con sumo rigor,
apegado a los originales, transportándonos a la época de las cavernas; sino
también en las esculturas en madera, cuya impronta, detallista, determina la
armonía, la elegancia y la sensualidad. Lo estético sigue los parámetros
escultóricos de los grandes maestros, donde cada terminación invita a través de
lo visual, a palpar la suave textura y los sinuosos relieves de los cuerpos
desnudos, “en un diálogo continuo con la materia” resaltando el concepto de la fecundidad como lo hicieron los primitivos
del Auriñaciense a través de “las venus” de Willendorf, de Lespugue, de
Savignano y de Grimaldi.
Cuando se visita una
Exposición de Arte que nos abstrae en el tiempo y nos sumerge en lo
conceptual-didáctico sobre temas de nuestra identidad cultural, nos resulta
gratificante, porque mantiene nuestra creatividad a tope, motivándonos a hurgar
en la Historia, valorando más el patrimonio cultural y las manifestaciones
artísticas primitivas, razón para que todos tengan la oportunidad de apreciar y
valorar este rescate del ayer, convirtiéndola en una exposición itinerante para
el hoy.
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