Violeta
Yangüela
Dice
Alvin Toffler en su libro Las Guerras del Futuro que “la revolución militar en su sentido más
completo solo se produce cuando nace una nueva civilización que desafía a la
antigua, cuando se transforma toda una sociedad obligando a sus fuerzas armadas
a cambiar, desde la tecnología y la cultura, a la organización, la estrategia,
la táctica, el adiestramiento, la doctrina y la logística. Cuando eso sucede se modifica la relación de
lo militar con lo económico y con la sociedad y queda hecho añicos el equilibrio de poder en la
tierra”.
Agrega
que “la revolución militar que nos aguarda será mucho más honda de lo imaginado
hasta ahora. Quienes sueñan con un mundo
más pacífico deben olvidar las viejas pesadillas del “inverno nuclear” y
empezar ahora mismo a usar su imaginación para pensar en la política, la moral
y las realidades militares de la actividad
autónoma en el Siglo XXI”.
En
reciente discurso el presidente Obama se refería al estado de guerra perpetua y
propone redefinir y en última instancia la revocación de la Ley de Autorización
del Uso de la Fuerza Militar para actuar contra cualquier amenaza a la
seguridad de Estados Unidos en cualquier
lugar del globo. Dice Obama: “Nuestro esfuerzo sistemático por desmantelar
las organizaciones terroristas debe continuar, y agrega, pero esta guerra, como todas las guerras deber
terminar. Es lo que aconseja la
historia. Es lo que demanda nuestra
democracia. El estado de guerra permanente va a acabar”.
“En
virtud del derecho interno e internacional, Estados Unidos está en guerra
contra Al Qaeda, el Talibán y sus fuerzas asociadas. Por lo tanto, esto es una
guerra justa: una guerra librada de manera proporcional, como último recurso y
en defensa propia”.
¿Cómo
acabarla?
El
reciente asesinato en Londres del soldado en el que el asesino se para frente a
una cámara, aún con sus manos
ensangrentadas, y exclama: Alá es grande
y juramos ante él que no cejaremos en luchar contra vosotros. He matado al soldado porque se están matando
musulmanes en Afganistán. Nunca estaréis
a salvo”.
Una
víctima, un machete y un cuchillo.
Les
llaman “lobos solitarios”. ¿Solitarios?
¿Acaso no cargan en sus mochilas, además de los instrumentos necesarios,
con el mandato divino de la aprobación coránica de matar a los infieles? ¿Actividad
autónoma del Siglo XXI? Los ejemplos de
esos “lobos” se siguen sumando.
Por
el otro lado, Al Qaeda es ya una franquicia.
Los grupos locales heredan a Ozama ibn Laden pero establecen sus propias
estrategias. ¿Añicos del equilibrio del
poder? Los ejemplos de las franquicias también se siguen sumando. ¿Son estos los
asociados?
Dice
un articulista de los medios globales que a Obama “le pesa como una losa su incapacidad para
construir una nueva narrativa que saque a Estados Unidos de la guerra maniquea
contra el evanescente fantasma del terrorismo islamista con el que los neocons
sustituyeron al enemigo comunista”.
¿Evanescente
fantasma? Es que parecería que a Obama le falta la imaginación que señala Toffler
y que evidentemente le sobra al articulista.
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