Ligia Minaya
Denver, Colorado
La vida es una sola y hay que vivirla
con dignidad, disfrutar de los buenos momentos.
Siempre desean y
esperan que él cambie. Se enamoran y aunque sufren continúan a su lado. No les
gusta lo que él hace pero soportan con la idea de que él algún día entenderá
que lo aman demasiado. ¿Por qué muchas mujeres siguen atadas a ese hombre que
las humilla, abochorna y las golpea? ¿Por qué duran treinta años y hasta
cincuenta con la insatisfacción que le acarrea una vida tan perjudicial? ¿Será
porque tiene tanto miedo que le da miedo divorciarse? ¿Será que algunas aman
demasiado? En tiempos lejanos, el divorcio era una iniquidad. La divorciada,
porque se usaba la virginidad, era mirada con lujuria. Ya no, gracias a Dios.
Muchas veces es el miedo, en sus
diferentes condiciones, el que actúa. Miedo a estar solas, a no tener con qué
vivir, a vivir de una forma diferente, y un largo camino que lleva a "amar
demasiado". Si una ve a su alrededor se dará cuenta de que tiene amigas
que dicen ser felices, cuando a puerta cerrada su vida es un infierno. Encubren
relaciones complicadas y llenas de dolor y no quieren que sus hijos se enteren
de lo que está pasando. No se dan cuenta que amar no significa aguantar. Esta
forma de vivir puede que hasta llegue a afectar la salud. Con una pareja en que
la comunicación es restringida, en que no se le permite a la mujer tener
conexión con sus amigas y se le impide ejercer su profesión, la relación no
tiene las cualidades requeridas para convivir. En esos casos, las mujeres que
aguantan, perjudican a sus hijos. Aunque los niños no ven las golpizas y la
madre les diga que esas heridas y esos moretones de deben a una caída, ellos se
darán cuenta de que algo anormal sucede con sus padres.
Ahora que hay tanta violencia contra
las mujeres, he vuelto a leer: Las Mujeres que Aman Demasiado. Un libro de
Robin Norwood, en que este psicólogo analiza esa forma femenina en que estar
enamorada significa sufrir. La Bella y la Bestia, ese cuento narra cómo una
hermosa joven se casó con un monstruo para que él no matara a su familia. Él
cambió con el amor que ella le ofreció. Pero los cuentos, cuentos son, y nada
más. No tienen que ver nada con la realidad. Así pasa con las novelas
románticas y las telenovelas. Pero no es la realidad. Así también, muchas
mujeres se involucran con un hombre que les dice que su anterior pareja era una
fulana asquerosa, prepotente, y ella se lo cree. Sabe que la golpeaba. Y hasta
llegó a matarla, pero la actual echa todo para un lado y cuando le toca el
maltrato, se arrepiente, quiere dejarlo, pero no le es fácil. ¡Válgame Dios,
eso se llama pensar con la planta de los pies! A las mujeres les toca ver con
los ojos bien abiertos quién será su pareja. Investigar su pedigrí. Y tener muy
presente que solo a un psicólogo o a un psiquiatra le toca arreglar a ese
pelafustán.
Cuídate mujer. Mira a tu alrededor.
No soportes. Eres la segunda obra de Dios, sin defectos. No pierdas el tiempo.
La vida es una sola y hay que vivirla con dignidad, disfrutar de los buenos
momentos. Y si metes la pata, sácala pronto, y que eso te sirva de experiencia
para no volver a hacerlo.
DIARIOLIBRE.COM / SAUDADES /
Sábado, 01 de Junio 2013
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