JOSE E. ITURRIAGA
José
Ezequiel Iturriaga (Ciudad de México, 20 de abril de 1914. Ciudad de México 19
de febrero de 2011) fue abogado, historiador, sociólogo, politólogo,
diplomático, periodista y bibliófilo mexicano. (Wikipedia).
80. NOVELAS Y
CUENTOS. Dostoiewsky y Tolstoy. Los Clásicos. W. M. Jackson, INC. Estudios
Preliminares: Igancio Millan-Joseé E. Iturriaga. Traducciones: Ricardo Báez /
Alfonso Nadakl / Vera Macarov. 7ma. Edición 1974. 377
págs.
Dostoiveski y Tolstoi se alzan en la literatura universal como los más
luminosos faros de la ciencia y el arte que, a las puertas del siglo XX,
señalan el camino para el desarrollo posterior de la novela contemporánea. Este
volumen contiene una selección de sus novelas cortas y cuentos. En La Mansa y
El Eterno marido Dostoiveski concentró toda su sabiduría del alma humana. Pieza
aparte en su Discurso sobre Pushkin, un magistral análisis de la obra de su
admirado poeta. De Tolstoi han sido seleccionadas tres pequeñas grandes obras:
La muerte de Iván Ilich y La Sonata a Kreutzer (severos juicios a la sociedad
de la época) y No puedo callarme (un encendido manifiesto contra la pena de
muerte).
Leer la obra
de Dostoiesvky es comprender lo que él vio en su tiempo: la segregación mortal
del hombre como hombre, de la fe en su progreso como ser inteligente.
Dostoiesvky palpo y describió magistralmente este divorcio, sobre todo en el
aspecto en el que el hombre ha sido empujado hacia la forma de concebir sus
dioses y amarlos , en vez de
dejársele que organice su propia idea de Dios. (Ignacio Millán).
Tolsltoy es,
además, terriblemente concienzudo y probo cuando empuña la pluma. Nada
improvisa. Antes de abordar un tema, sabe agregar a sus aguadas observaciones y
a su caudalosa experiencia, la erudición exacta que requiere ese mismo tema, y
ello, sin incurrir en prolijidad. Va y viene en pos de toda suerte de datos
para que nada necesario falte en sus novelas; paciente y abnegadamente acarrea e
injerta a sus escritos aspectos insospechados de la realidad, hasta
convertirlos en atalayas estratégicamente situadas desde donde se contempla el
mundo en su fluir incesante, en su devenir eterno. (José E. Iturriaga).
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