Agustín
Perozo Barinas
Ahondar
sobre el problema del transporte público en toda la geografía nacional es
redundante. Pero es innegable que evaluar opciones es de rigor.
Tenemos
amplia experiencia con los autobuses públicos y sus inconveniencias. Con el
caótico tránsito las rutas se realizan más lentamente que lo programado en las
horas pico. El rápido deterioro de las unidades encarece las inversiones ya que
la renovación de las mismas debe realizarse en períodos más cortos. Ni hablar
del costo por mantenimiento. En cuando a los llamados 'sindicatos de
choferes', está demostrado que sus servicios son costosos por kilómetro
recorrido e incómodos en la mayoría de las rutas locales e interurbanas.
El
pobre y cuestionable desarrollo del transporte de pasajeros, público y privado,
ha evolucionado en la necesidad de la población de valerse del motoconchismo,
el cual es caro, inseguro, inconveniente y limitado al clima. El metro es
una opción muy adecuada donde existen flujos masivos de pasajeros. Sin embargo
requiere de inversiones de capital muy altas, altos gastos en mantenimiento y
subsidios.
El
teleférico urbano, modalidad ya en operaciones en varios países, es una
solución más asequible para economías como la nuestra, de buen rendimiento
(sobre 3,000 pasajeros/hora), seguro, no contaminante, silencioso, mejor
costo/eficiente, más económico por pasaje/kilómetro recorrido, duradero y eleva
la calidad de vida y percepción de bienestar social de las comunidades beneficiadas.
Las
poblaciones que utilizan el teleférico urbano pertenecen a estratos
socioeconómicos bajos. Esta solución de transporte busca que muchos de ellos
puedan optimizar sus escasos recursos y destinarlos a cubrir otras necesidades
básicas. El mayor ahorro se consigue en el tiempo de viaje (hasta 30 minutos) y
en el buen servicio mejorando así la calidad de vida de los habitantes. Este
transporte ingenioso es ligero y barato en comparación con otras
infraestructuras. Es cómodo, su mantenimiento es nocturno y está comprobado en
la práctica.
Su potencial turístico está probado en Puerto Plata. El arquitecto
Cristian Martínez presentó la idea de instalar un teleférico para ascender a la
cima de la Loma Isabel de Torres, con una altura de 799 metros. En el año 1972,
el entonces presidente Dr. Joaquín Balaguer da la orden para que comiencen los
trabajos de construcción. Un año más tarde se comienza su instalación,
terminando la obra en 1974. Después de seis meses de pruebas, el 19 de
julio del 1975 la obra fue abierta al público y ese mismo año fue
inaugurada. Tiene capacidad para 18 personas por
cabina. Es del tipo “va/viene” y consta de tres cables en cada lado, dos
cabinas, dos estaciones y una torre de sostén de los cables. De estación a estación el
aparato recorre 2,700 metros de cable a una velocidad
promedio de 5 metros por segundo. Los
cables son sustituidos cada cierto tiempo antes de que muestren deterioro, el
mantenimiento es permanente y cuenta con una planta eléctrica de
emergencia. El Ministerio de Turismo reporta que decenas
de miles de usuarios utilizan anualmente el teleférico.
Con estos datos preliminares expuse, en una reciente visita a Suiza, a
uno de los mayores constructores de teleféricos turísticos y urbanos, realizar
estudios de factibilidad para un teleférico desde Jarabacoa hasta la cima del
Pico Duarte, dentro de un proyecto integral que incluya un área de panorámicas
y un restaurante de primera clase. Las temperaturas del área del Pico Duarte
dependen de la altura y bajan aproximadamente un grado por cada 100 metros. Las
mínimas usualmente fluctúan entre los 0 y los 15ºC, pero en invierno pueden
alcanzarse temperaturas de entre 3 y -8 ºC y puede presentarse hielo y a veces
nieve. Una asombrosa curiosidad tropical.
Nuestro país es el mayor destino turístico del Caribe insular y
necesitamos obras que motiven a los turistas a desplazarse hacia el interior.
La altura del Pico Duarte, de 3,098 metros sobre el nivel del mar, en el centro
del Caribe, tiene un fuerte atractivo para extranjeros y nacionales. Un
teleférico es la solución más viable para simplificar el ascenso y desarrollarlo
como oferta turística.
Para
concluir, aporto algunos datos adicionales: el teleférico urbano trabaja 17 a
18 horas al día durante todo el año, el mantenimiento se realiza en la noche y
los materiales son fabricados para un uso intensivo. Este novedoso sistema de
transporte otorga beneficios muy positivos a cada usuario, como el ahorro de
tiempo. También la seguridad por sus características técnicas y por el sistema
en cada andén, con guardias y cámaras ubicadas en cada rincón. Brinda calidad de
vida a los pasajeros, pues pueden viajar cómodos y de manera rápida sabiendo
que la siguiente cabina llegará en unos minutos.
Ya se
inicia el primer teleférico urbano en La Barquita, Santo Domingo. Será una
buena referencia para evaluar su factibilidad en ciudades como Santiago de los
Caballeros y San Cristóbal. Todo esfuerzo e inversiones para mejorar el
transporte público en República Dominicana es un gran paso en nuestro
desarrollo.
Te escucho Abinader
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