sábado, 21 de junio de 2014

DOÑA LUCRECIA FERNANDEZ DOMINGUEZ UNA MADRE ABNEGADA


RECONOCIMIENTO DE SUS HIJOS

En una comunidad del  norte de nuestra Isla, específicamente en Caballero, Sección de Cotui, nació en el 1940 una niña de nombre Lucrecia. Hija de padres campesinos, pero con una madre con un gran deseo de superación que hizo sacar a su familia del campo a la ciudad.

Con apenas ocho años es llevada a una familia Dominico- China, los Sang Ben, familia laboriosa de Santiago y con una gran cantidad de hijos, entre ellos Mukieng y Miguel Sang Beng. Recuerdo las palabras de Mukien diciendo “Era la preferida de Lucrecia”, Esta mujer con tan corta edad y con un tercer curso de primaria llega a esta ciudad para ayudar a criar unos ocho o diez hijos de la pareja Don Miguel Sang y Doña Ana Ben. Ambos propietarios de la tienda La Pagoda y un Restaurant.

Esta niña adquirió disciplina y el amor por la cocina, aprendiendo a hacer las labores de la casa y el cuido con mucha dedicación de estos niños. Sin embargo sus padres por ignorancia tal vez,  no le solicitaron que la dejara seguir la escuela.

Le gustaba tejer y conversar con vecinas de la Máximo Gómez, cerca de la casa materna del ex presidente Joaquín Balaguer. Y en las temporadas altas ayudaba en el inventario de la tienda.

Transcurrió el tiempo y siendo una joven con 18 años y ya portando su primera cedula, un tío materno el profesor Edmundo Domínguez, llega a visitarla y ve el ajetreo que lleva y le sugiere que vaya a la Capital a vivir con sus dos hermanas y su madre, ya que entendía que debía crecer un poco más.

Es así como a finales de la década de los 50, llega a la Evangelista Jiménez, donde viven sus parientes y una vecindad de personas de Ocoa radicadas en la ciudad. Ahí las hermanas Gabina y Evangelina quedan prendadas de su forma solidaria y creen que su hermano Rafael Menando Alcántara seria el esposo ideal para esta “muchacha” sin malicia y siempre bien presentada y muy hacendosa.

Es así que siendo un Marino este joven se lleva a Lucrecia a la casa materna, para luego echar adelante y comprar su propia casita.

De esta unión nacieron  seis hijos Sandra, Orlando, Juan Manuel, William, Belkis y Jeannery.

Esta mujer siendo una madre abnegada y con una sonrisa a flor de labios recibe en su casa de otros pueblos a más de una decena de parientes, que conocieron la ciudad por su hospitalidad.

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