AGUSTÍN PEROZO BARINAS
Durante casi cuatro años estuve políticamente
activo en barrios y campos de las provincias San Cristóbal y Peravia.
Asistí a talleres, actos y reuniones maratónicas. Cuando pensaba que ya poseía
un nivel aceptable, recibí tres observaciones de dos veteranos del oficio
que me hicieron aterrizar: “La política es una Ciencia”; “La política no es
emocional” y “La política es oratoria”.
En la primera me ‘quemé’ de plano. Como no
soy metódico, no pude graduarme de ‘científico’ en nada. Lo más cercano que
he estado a eso, aparte de ser comerciante de oficio, es el ajedrez: el
‘juego ciencia’. En la segunda me fue aún peor. Con aptitudes de pintor por
vocación, medio poeta, escritor neófito y guitarrista de la bohemia, sin
las emociones y los sentimientos, no fuera posible. En la tercera, todo un
drama. Cuando debí hacer de orador ante un grupo mayor de siete personas,
los creí una turba que buscaban mi cabeza. Un vendedor de pinchos y
peinetas lo hubiera hecho mejor...
Concluí que no tenía las herramientas
naturales para ser un político en la arena. Entonces decidí recluirme en
las gradas a teorizar, conjeturar... sobre política.
Y, desde esta picota, compartir frases como
la siguiente, de Camilo José Cela: "La historia tiene ya
el número de páginas suficientes para enseñarnos dos cosas: que jamás los
poderosos coincidieron con los mejores, y que jamás la política -contra
todas las apariencias- fue tejida por los políticos, meros catalizadores de
la inercia".
Puedo especular que Leonel, Danilo, Miguel,
Hipólito, Abinader, etc. no son más que hábiles criaturas en una cuna (el
sistema) y que lo sustancial es la mano que la mece (poder fáctico).
Mientras tengamos la misma cuna –con su mano que la mece- se valida esa
frase de Camilo José.
A veces los excesos antipatria de estos
gobiernos tripleteros encienden niveles de indignación que llegan a
preocupar a esos poderes fácticos que velan, exclusivamente, por sus
intereses. Es entonces obligatorio imponer correctivos como: reformas
fiscales, renegociaciones con mineras, rescisión de contratos leoninos
(peajes, sector eléctrico, terrenos costeros) entre otras ‘indelicadezas’
aberrantes que pretenden justificar algunos voceros del sistema.
Los partidos tradicionales y sus satélites
armaron este tejemaneje en que está metido la sociedad dominicana. “El que
esté libre de culpa que tire la primera piedra”. La oligarquía criolla, y
otros capitales no tan criollos, han fortalecido sus intereses dentro del
innegable crecimiento del PIB en las pasadas dos décadas (en buena parte
apoyado en préstamos, remesas e inversión extranjera). La mano que mece la
cuna, no improvisa: es científica, no es emocional y controla los mejores
oradores. Su apuesta, en estas circunstancias, es Danilo. ¿Cuál será el
ungido como sucesor...?, ya se comenta en las gradas.
agustinperozob@yahoo.com
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