viernes, 30 de diciembre de 2022

ILUSTRACIONES ÚNICAS DE MARCIAL BÁEZ / Gestualidad y movimiento en la representación gráfica de personajes literarios / RAMÓN MESA.

 


La ilustración o representación gráfica de personajes literarios es una larga
tradición del arte universal. Podría afirmarse que el ilustrador más emblemático
de la literatura clásica fue Gustav Doré (1832-1883), el artista francés que creó
las imágenes más icónicas de El Quijote, la Biblia y la Divina comedia. En
nuestro país, pintores como Colson, Gausachs, Bidó, Oviedo y Dionisio Blanco,
entre otros, han incursionado en este mágico arte de darle forma gráfica al
pensamiento poético y ficcional de nuestros escritores.
 
En la actualidad abundan los ilustradores de textos infantiles, y muy
especialmente, una marcada tendencia a la creación de personajes para el
comic y otras modalidades que se apoyan en técnicas y herramientas digitales.
La obra acometida por el artista de la plástica Marcial Báez en el campo de la
ilustración, es rica y enriquecedora; diversa en su contenido, en su forma y
semántica. Marcial representa, a través de una dibujística de trazos lúdicos, las
emociones psicológicas de diversos personajes literarios, captando la atmósfera
de las historias y escenas con gran elocuencia; son imágenes que traducen con
un lenguaje simbólico el sentimiento y el pensamiento de los autores que
aborda.
 

En la muestra que hoy nos convoca, titulada “Ilustraciones Únicas” Marcial
hace una re-creación de sus interpretaciones de obras literarias de autores
locales y nacionales, creadas durante un dilatado ejercicio de más de 30 años.
 
Nuevos soportes, nuevas técnicas y materiales, revitalizan las obras, sin que
pierdan su esencia de ilustración, en una suerte de plasticidad que nos conmina
a disfrutar cada espacio de esta Galería de Arte Vela Zanetti, en ocasión de la
celebración del 70 Aniversario del Instituto Politécnico Loyola. Por eso en San
Cristóbal el arte y la cultura están de júbilo.
 
Y es el júbilo, precisamente, una expresión del alma que nos embarga en cada
exposición de este polifacético creador sancristobalense, nacido en 1953; pintor,
dibujante, diseñador, fotógrafo, poeta, periodista y psicólogo graduado Magna
Cum Laude por la Universidad del Caribe (UNICARIBE), con maestría en
Sexualidad Humana y Terapia de Pareja en la Universidad Autónoma de Santo
Domingo (UASD), donde también estudió arquitectura.
 

Pero hay más, en esta misma casa de altos estudios, Marcial tuvo la feliz
oportunidad de estudiar Dibujo y Modelado con maestros de la talla de José
Rotellini, Domingo Liz y Ada Balcácer. De igual forma cursó estudios de dibujo,
pintura, escultura, anatomía artística y fotografía, teniendo de profesores nada
más y nada menos que a Amable Sterling, Cuquito Peña, Antonio Rodríguez,
Joaquín Mordán Ciprían, Norberto Santana y Luis José Pimentel.
 
Actualmente Marcial es profesor de la cátedra de Humanidades en el Instituto
Especializado de Estudios Superiores Loyola (IEESL). En su haber, cuenta con
más de una veintena de exposiciones individuales, entre ellas tres en España.
Su activismo y productividad creativa se verifican en las más de 50
exposiciones colectivas en las que ha participado, tanto en el país como en el
extranjero, desde finales de la década del 70. El escrutinio sobre sus creaciones
se puede corroborar en tres versiones del Concurso de Arte Eduardo León
Jimenes, en donde han sido seleccionados sus dibujos, amén de su escogencia
en el Segundo Salón Nacional de Dibujo (1981), en el Concurso Duarte Visual
(1992), en el Tercer Salón Nacional de Dibujo (1993), en la XIX Bienal Nacional
de Artes Visuales (1994), y en el IV Salón de Dibujo de Santo Domingo (1995),
eventos todos organizados por el Museo de Arte Moderno y la Galería de Arte
Arawak en Santo Domingo.
 
Mirando detenidamente su vitae como dibujante, los críticos concordarán
conmigo en que, la estética de las ilustraciones de Marcial Báez alcanza altos
niveles de plasticidad y comunicación gráfica. Es más, si algo resalta a la vista,
en cada obra de este demiurgo del arte y la cultura, es, precisamente, su
incuestionable dominio en las secuencias, el ritmos, color y movimiento,
conseguidos con su particular estilo de “puntadas largas”.
Este original recurso técnico otorga a las obras de Marcial una fuerza reveladora
de la certeza en la utilización de los medios gráficos. Quiero decir, que la
semántica que evocan sus trazos en secuencias, sus collages y otras técnicas
empleadas en el abordaje de cada pieza, raya en el lirismo.
 


Pero hay que decir también -a riesgo de entrar muy hondo en el terreno de la
subjetividad- que su dibujística, fresca y espontánea, lo convierte en un
verdadero poeta de la imagen y la palabra. Y es que, en Marcial, cada ilustración
va más allá del objetivo interpretativo; cada obra es caudal de gestualidad y
movimiento de la tinta sobre el papel; evocación poética de un texto literario
transformado en imágenes gráficas. Entonces se desvela ante el espectador un
discurso pletórico de sensibilidad. He ahí el arte de ilustrar: transmitir las
emociones percibidas en lo literario.
 
En su papel de augur, Marcial se acerca a la obra literaria para abrevar en su
esencia, permitiéndole revelar, con su singular condición de creador holístico, la
intención del escritor.
 
Uno de los autores que dimensionó su obra literaria gracias a la capacidad
interpretativa-gráfica de este artista, fue Diógenes Valdez (1941-2014), nuestro
narrador por excelencia, cuya literatura ha sido explorada ampliamente por
Marcial, reinterpretando de manera certera su pensamiento y visión creadora.
 

Durante la larga y prolífera carrera literaria del Premio Nacional de Literatura
Diógenes Valdez, Marcial permaneció a su lado como fiel traductor gráfico de
sus textos, ilustrando un total de seis libros, ya fuera en sus portadas o en sus
textos interiores, a saber: “La telaraña” (novel, 1980); “Todo puede suceder un
día” (cuento, 1984); “Los tiempos revocables” (novela, 1984); “Tartufo y las
orquídeas” (novela, 1999); “Huellas en la arena mojada” (novela, 2002); e
“Historia de un muñeco que quería ser un niño” (cuento infantil, 2011).
 
Otros escritores cuyas obras han sido objeto de inspiración para Marcial Báez,
son: Sócrates Barinas Coiscou (2016-2020) con su “Ocaso y viaje hacia ti o
metafísica sentimental” (poesía, 2002); Cuentos que no son cuentos (cuento,
2005); y “Un país llamado nostalgia” (2010). También, Ligia Minaya (1941-
2018) con “Mujeres de vida alegre” (cuento, 2009) y “Si cayese la ausencia”
(narrativa, 2011). Además, forman parte del catálogo de realizaciones de
Marcial, los escritores Blanca Kais Barinas, Alberto Despradel, Orlando
Alcántara, Monseñor Freddy Bretón, Rafael Nina, José Peguero y Domingo
Peña Nina, entre otros.
 
Esta fascinante trayectoria recreativa del diálogo entre la imagen y la palabra,
traza las pautas que habrán de guiar a los lectores en el mundo sensible del
autor y el texto literario que se aborda. De manera que, desde mi personal punto
de vista, se trata de poner al servicio del lector, la sensibilidad de un artista con
dominio de ambos mundos y sus fronteras: la literatura y la pintura.
 
Es, en definitiva, Marcial Báez, el artista más completo que ha tenido la historia
de las artes y la cultura en la provincia San Cristóbal, y uno de los más prolíficos
del país.
 
23 de noviembre 2022
Sabana Toro, San Cristóbal, R.D.

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