De constantemente novedosa puede calificarse la pintura
de Marcial Báez. Es un artista en continuo proceso de renovación. En ocasiones,
el material no convencional que utiliza para plasmar sus inquietudes, es lo que
resulta atrayente, él nunca es el mismo- lo hemos dicho antes- porque su
temática varía de una exposición a otra, de una muestra pictórica a la
siguiente.
Si en pintura es posible hablar de un “realismo mágico”,
entonces las obras de este sobresaliente expositor de las artes plásticas
dominicanas de hoy, tienen un lugar de preeminencia dentro de tal categorización.
En alguna ocasión hube de referirme a él, como un artista cuya temática parecía
tener un vigencia la sentencia griega del “panta re”, aquella que nos habla del río heraclitiano que nos
impide bañarnos dos veces en las mismas aguas de un rio. El “anta rio”, en términos
más simples quiere decir que “todo fluye”. Así es la imaginación de Marcial Báez,
fluyente, nunca igual a la anterior, ni parecida, y si se la compara con el símil
de Heráclito, el espectador nunca podrá recrearse consecutivamente, dos veces
frente a la misma temática.
Marcial Báez es también escritor. Tiene tres libros
publicados (dos de poesías y uno de artículos periodísticos, lo que nos revela
que él es un pintor que piensa, que nuca improvisa y que medita bien los pasos
a dar antes de enfrentarse a la blancura inmaculada del bastidor.
Una sentencia muy socorrida, de procedencia desconocida
reza que rodo ser humano con el discurrir del tiempo, “debe renovarse o morir”.
En este indiscutible valor de las artes plásticas dominicanas esta sentencia
parece tener cabida, pues en cada exposición que realiza, a través de sus obras
nos invita a renovarnos para evitar que nos asalte esa “muerte simbólica”, que
trae consigo el tedio, el aburrimiento y la mediocridad.
Hay algo que merece destacarse en Marcial Báez, y es que
en los últimos tiempos su temática intenta rescatar del olvido las raíces
étnicas del ser dominicano, hurgado en nuestros ancestros y, ora son las
expresiones graficas del aborigen taino la sustancia temática de sus cuadros,
ora el negro ancestral con su carga de atavismos, con sus costumbres y sus
creencias mágico –religiosas.
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