LISTÍN DIARIO. 10A. OPINIÓN.
VIERNES, 28 DE AGOSTO DE 1998.
A mi entender, humilde
en Cristo Jesús, el pintor y poeta
Marcial Báez es el mejor en su clase después de Dionicio Blanco en San
Cristóbal. ¡Que me perdone Miguel Mella!
La pintura de Marcial
se inscribe en un panorama viagrático, léase del Viagra. No estoy relajando. Lo
digo en serio.
La famosa pastillita
azul nos enerva, nos erecta. La panacea universal de los impotentes nos hace
sentir más felices. El Viagra nos levanta el ánimo; nos da sentido. Por eso
dijo Dios: “Hágase el Viagra” y millones de hombres resucitaron.
Hasta aquí la
archifamosa píldora. Ahora viene Marcial Báez. No hablo de él como poeta, lo
aludo como pintor. En su más reciente producción pictórica me ha deslumbrado y
me ha salvado del marasmo.
El presente trabajo
tiene como tema los indígenas tainos, desaparecidos a destiempo por obra y
gracia de la mano exterminadora de los conquistadores.
El tema es apasionante.
Se basa en las pictografías de las Cuevas del Pomier. Pero además Marcial le
agrega un marcado sabor de trascendencia mediante el uso de los signos
universales que rompen con las fronteras del tiempo y del espacio. Y es ante
todo una pintura humana, salvaje, bestial, donde la ruptura se enmarca por
senderos de luz. Los rompimientos tienen carácter autónomo dentro de la
visualidad creativa y el imaginario poético del autor.
Los elementos son fascinantes:
cotorras parlanchinas, arboles resecos
al sol ( enfermos de ecología), las capas del relieve terráqueo, mujeres indígenas
asfixiadas por el sufrimiento, participantes de la Cohoba en éxtasis y fuera de
si por el alucinógeno, las hojas multicolores sirviendo de fondo para la tela,
la serialidad, la colectividad, la singularidad, la individualidad del ser, la
identidad humana, los pajaritos pintados con candor por el ojo taino, los
animalitos haciendo el amor y fecundándose, miles de soles risueños, los
resquebrajamientos, la espiral, en fin, la catarsis, la ruptura.
Hay que destacar que
Marcial Báez es un fiel creyente y practicante de la iglesia católica y también
se ha destacado por su labor evangelización delos presos. Marcial Báez es un
hombre nuevo que camina alegremente por las calles de San Cristóbal haciéndonos
ilusionar con sus poemas y sus pinturas.
En síntesis, la pintura
de Marcial Báez abre nuevos senderos para la poesía como texto visual de
múltiples connotaciones-subjetividades-y una sólida denotación-objetividad-en
el acto creativo.
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