viernes, 19 de junio de 2009

¡QUIEN ME HA VISTO, HA VISTO AL PADRE!


¿Cómo es el Padre que nos revela Jesús?
Víctor Burgos

Quizá no haya en el Evangelio un pasaje mas revelador de la naturaleza de Dios Padre, que la parábola del hijo prodigo, narrada por Jesús en el capitulo 15 del Evangelio según San Lucas. Hay muchos rasgos distintivos del Padre que; basándonos en la parábola, pudiéramos destacar (un buen ejercicio para realizarlo en familia). Yo quisiera que reflexionáramos en unos cuantos, descubriendo también en cada uno de ellos al mismo Jesucristo, rostro del Padre.

1.- El Padre vive en comunión con sus hijos: En un mundo herido gravemente por los divorcios y las separaciones forzadas de padres e hijos, la imagen del Padre conviviendo en armonía con sus hijos bajo un mismo techo, trae un consuelo especial. Dios esta con nosotros, y no puede abandonarnos. Jesús nos revela a ese Padre que gusta de nuestra compañía cuando nos dice: “Cuando reces, entra en tu pieza, cierra la puerta y reza a tu Padre que comparte tus secretos, y tu Padre, que ve los secretos, te premiara (Mateo 6, 6). El mismo Jesús nos prometió también compañía, todos los días, hasta el fin del mundo (cf. Mateo 28, 20).

2.- El Padre respeta la libertad de sus hijos: Dios, que s enteramente libre, nos creo a su imagen y semanaza. El Padre respeta nuestra libertad, hasta el punto de arriesgarse a sufrir las consecuencias. El sabe que la única forma de tener no hijos y no súbditos, es basado en su relación con nosotros en el amor y la libertad, y no en su poder que también es infinito. Jesús manifestó también respeto por la libertad de los suyos, llegando incluso a preguntarles a sus discípulos: “¿Ustedes también quieren dejarme’”(Juan 6,67). Pedro le contesto: “Señor, ¿a quien iríamos? Tu tienes palabras de vida eterna” (Juan 6,68).

3.- El Padre es misericordioso: La capacidad de perdonar del Padre es infinita, por lo mucho que nos ama. Quizá sea este el rasgo más distintivo de su persona. Nada podemos hacer en contra de Dios que supere su capacidad de perdonarnos. Jesús da cuenta de esta misericordia en múltiples ocasiones. Es entrañable aquel momento en que dice a la mujer adúltera: “ Mujer, ¿dónde están? ¿Ninguno te ha condenado?”Ella contestó: “Ninguno, señor”. Jesús le dijo: “Yo tampoco te condeno. Vete y no vuelvas a pecar en adelante”. (Juan 8, 10-11).

4.- El Padre tiene bienes en abundancia y es generoso: El hijo prodigo al entrar en si reconoce la abundancia de la casa del Padre; allí había de sobra de todo cuanto se necesitaba. Jesús también nos dice: “Miren como las aves del cielo no siembran, ni cosechan, ni guardan en bodegas, y el Padre celestial, Padre de ustedes, las alimenta.¿No valen ustedes mas que las aves?(…)¿Por qué tantas preocupaciones?” (Mateo 6, 26-31).El mismo, ante la necesidad de la gente, multiplico unos cuantos panes y peces hasta dejas saciada la multitud (cf. Juan 6, 1-13).

5.- El Padre gusta de la alegría y las fiestas: El Padre encuentra regocijo e nuestra alegría y gusta celebrar cada encuentro con nosotros. Igualmente Jesús nos dice: “Yo les he dicho estas cosas para que en ustedes este mi alegría, y la alegría de ustedes sea perfecta.” (Juan 15, 11).

6.- El Padre desea que sus hijos se amen: La intervención del Padre ante el hermano mayor, trata de motivar es este la misma alegría que el sentía por el retorno del hermano menor. Esta alegría demanda un mismo amor. Jesús también nos regala este mandamiento nuevo en sus discursos de despedida:”Les doy este mandamiento nuevo: que se amen unos a otros. Ustedes se amaran unos a otros como yo los he amado.”(Juan 13,34).

Así el rostro del Padre de Jesús, que por su sacrificio y por el don del espíritu Santo, se ha constituido en Padre nuestro, recibiéndonos en adopción y haciéndonos también a nosotros familia de Dios. Nada mas trascendental ha ocurrido jamás en la historia de la humanidad, la cual tiene ahora, gracias a Cristo, un destino glorioso.

Dejemos, pues, que la persona de Cristo nos conduzca a la imagen verdadera del Padre celestial, muchas veces desfigurada por experiencias negativas con nuestros propios padres temporales. Este mes es también propicio para sanar heridas, promover la reconciliación, y reconocer en todo lo bueno de la relación con nuestros padres, una prefiguración de la relación del Padre con cristo, y también con cada uno de nosotros.

RAYO DE LUZ. Julio 2009. Año 9. No 101.

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