JUAN PABLO II
Juan Pablo II (en latín: Ioannes Paulus II), de nombre secular Karol Józef Wojtyła (pronunciaciónⓘ; Wadowice, Polonia, 18 de mayo de
1920-Ciudad del
Vaticano, 2 de abril de 2005), fue el papa 264.º de la Iglesia católica y soberano de
la Ciudad del
Vaticano desde el 16 de octubre de 1978 hasta su muerte en 2005. Fue canonizado en 2014, durante el
pontificado de Francisco, lo que lo convierte en santo de la Iglesia católica.
Tras haber sido obispo auxiliar (desde 1958)
y arzobispo de
Cracovia (desde 1964), se convirtió en el primer papa polaco de la
historia, y en el primero no italiano desde 1523. Su
pontificado de casi 27 años fue el tercero más largo en la historia de la
Iglesia católica, después del de san Pedro (se cree que entre 34 y
37 años, aunque su duración exacta es difícil de determinar) y el de Pío IX (31 años).
Juan Pablo II fue aclamado como uno de los
líderes más influyentes del siglo XX,
recordado especialmente por ser uno de los principales símbolos del anticomunismo,[8] y por su lucha
contra la expansión del marxismo por lugares como Iberoamérica, donde combatió al movimiento
conocido como la teología de
la liberación, con la ayuda de su mano derecha y a la postre
sucesor, Joseph Ratzinger. (Wikipedia).
1023. QUERIDĺSIMOS JOVENES. Juan Pablo II. Plaza
& Janes., S. A. 1995. 23 págs.
Este libro ofrece a los lectores de habla hispana la ocasión de conocer la gran riqueza que encierran la cartas, homilías, oraciones y exhortaciones que Juan Pablo II ha dirigido en los últimos años a los jóvenes del mundo. Y sus páginas perfilan un Papa que apuesta con plena convicción por la juventud, entendida ésta como un tiempo dado por la Providencia a todo hombre que busca el sentido de la vida, las respuestas definitivas, y acepta los retos que la vida y el mundo le presenta, con un inmenso potencial de bien y de posibilidades creativas. A partir de aquí, Su Santidad exhorta a abordar con valentía los problemas fundamentales de nuestro tiempo -la búsqueda de la paz y la justicia, la necesidad de un auténtico código moral, el matrimonio y la vocación religiosa como caminos de fidelidad a Dios y servicio al mundo-, al tiempo que invita a descubrir y seguir a Cristo como respuesta efectiva a esos problemas. El mensaje de Juan Pablo II es inequívoco: Tenemos necesidad del entusiasmo de los jóvenes. Tenemos necesidad de la alegría de vivir que poseen los jóvenes. En ella se encuentra un reflejo del gozo originario que Dios tuvo cuando creó al hombre... La Iglesia no puede dejar de ir al encuentro de los jóvenes.
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