Primer Prólogo / Manuel
Antonio Jiménez.
Esencial en ella la
sustancia cultural de esta poesía marca una imagen del discurso en que el
erotismo concentra al cuerpo en la emanación de las sensaciones vitales de la
vida.
ANA ROMERO FRANCO
comunica su existencia en estos versos que arrojan al fuego de los lectores
raíces esenciales en ella. La poeta FRANCO asume su conducta subversiva ante
los patrones tradicionales de la moral e inscribir su canto en una convocatoria
de placer textual donde la imagen dialoga con las fibras carnales de la pasión
amorosa.
Su táctica es la
enumeración de instantes en el temblor de los días. Su estrategia es que el lector
conjugue estos poemas en un presente diáfano que marque la permanencia de su
palabra en el tiempo. Su acción verbal rota en imágenes los sentimientos de su
pasión sentida. Desde una fiebre del cuerpo la poeta Ana Romero organiza y
presenta su erotismo desde una creatividad que corporiza el instante en las
fibras de un lenguaje que profundiza las huellas del amor instintivo el sentido
ahonda en el ser la creación del alma.
La poesía es un punto de llegada más que de partida; pero esta llegada es híbrida, es como la existencia: una flecha en el aire que no encuentra blanco. Esta poesía impregna un sello de vida en la palabra y absorbe una pasión que circula en las venas de sus lectores. Su emoción enciende la imaginación en la pasión sentida de su creación poética.
Segundo
Prólogo
Lo
social y erótico en la negritud de Ana Romero / Ernesto Vantroy
La poesía de Ana Romero
es una poesía desnuda. Desnuda por su claridad literaria y porque en ella se
funden tres elementos de origen que le dan forma y el contenido a cada verso, a
cada estrofa o poema, escritos en un lenguaje llano que evita lo simple. Es una
descendiente de las tribus bantúes o yorubas donde la mujer negra canta a todo
pulmón y baila con la cadera encendida de una forma que desgarra los más
débiles sentimientos que alcanzan lo sublime en su voz.
Es una mujer que funde lo
histórico de la africanía golpeada en los arcos del triángulo comercial y la
que en estos precisos momentos se reconoce explotada con las salvadas
diferencias populares.
Sigo
siendo la misma esclava
Ahora
veo televisión!
Mis
hijos computadoras
Pero
el mismo método
La
opresión
Así se reconoce siendo la heredera del trabajo explotado, en un ingenio que ha cambiado la forma en la fábrica, en el trabajo doméstico, en la esclavitud que el capital transfiere mediante los términos del salario y las carencias que crea la modernidad. En tal sentido grita:
Que soy libre
No
debo reclamar
Es
solo un documento
La
justicia social
De esta forma reprocha la deuda de Europa el continente que viene a imponer sus reglas de poder, su conquista armada de espada, de cruz y muerte. El que aun y a su pesar no pudo con los elementos constitutivos de la raza conquistada. Por eso no pudo
La
yuca, y su difusión..
La poeta se sabe continuadora de una raza que fue capaz de resistir y sobrevivirle al golpe del látigo, al dolor, a las cadenas que les fueran impuestas fuera de su lugar de origen. Su cantar es un llanto que se eleva en recuerdos:
Yo fui esa negra linda
Yo
era esa negra uolof la kimbondú,
la
yoruba y la bantú.
Fue aquella mujer con la que no pudieron las cadenas que pretendieron vencer su alegría. Aquella que se despertaba en la rabia del tambor rebelde.
Esa negra mande,
Que
cuando escuchaba el tambo
Bailaba
en un solo pie.
Sin embargo, pudiendo vencer la conquista criminal de un imperio, se da cuenta de la unidad de los que detentan el poder, para no perder espacio frente al que romperá las cadenas de la esclavitud. En un llanto incontenible la mujer, convertida en poeta, descubre que son muchos los que debe vencer, porque cuando se libera de uno cae sobre las garras de otro imperio. Sorprendida, entonces su grito se convierte en lamento
Pero vino ese alemán
Pero
llego aquel francés,
con
lenguas tan extrañas
que
no pude yo entendé
decían
que eran ingleses
o
que eran portugués
llegaron
de todas partes,
decían
que eran danés.
Pero no hay esperanzas que mate la alegría a una negra de cadera encendida, que sabe arrancarse del más profundo dolor cuando suena la noche de los tambores alzados, cuando se ha podido librar dela violencia del amo y viene la sublime destreza de sus pies en el baile. Convoca entonces
Ven negro del Congo
Ven
toca y retumba todos los tambores
Ven
con la entereza del negro que lucha
Voy
con la certeza de romper cadenas
En
su mezcla, la negra despierta la memoria de su hombre avergonzado de saber que
se ha revolcado con ella por todas partes, y en un erotismo que esclaviza al
blanco lo denuncia
Y si tu fuera sincero
me
tocaría primero
y
fuéramo guira y tampoco
maraca
y sonío
paloma
y nío.
Porque en sus caderas el hombre blanco reniega de sí mismo para hallarse en ella. En su cadera ondulante y danzarina que hace vibrar las más profundas raíces del centro de la tierra.
Desde
esta condición de negritud la mujer renace en un permanente orgasmo que le
desata el alma, desatando una erudición que nos sumerge más allá de ella misma,
fundida en el lector sensible que despierta la pasión. Se encuentra.
agrietada
`por los sinos
buscando
orgasmos inexplicables
hurgando
la geografía de mis cavernas
Es la mujer que se ha descubierto a ella misma dentro de un todo cósmico en el que canta, entre un dolor y un deseo inexplicable para el alma simple, que no alcanza a ver en interior puro del amor y la rebeldía liberada. Se olfatea y se encuentra de tal modo que lo grita en un éxtasis imposible de reprimir
Huelo a poema
a
melancolía
a
honda tristeza
huelo
a hembra
huelo
a mí.
El eros alcanza clímax cuando en el poema Círculo se alcanzan las alamas a través delos cuerpos que se tocan, se rehacen en ellos, en lo que son y serán con la más elevada energía de los amantes. Por eso.
Hacen
círculos sus brazos
La
besa
Hacen
círculos sus bocas.
Redondos
los ojos
Divisan
mares que se evaporan
Se
hacen nubes y luego a la tierra caen
En
círculos
Como
la vida
Porque la vida de Ana romero, la poeta, es eso, un círculo constante, pero siempre irrepetible. Una descarga permanente de memoria, mezclada en el amor más profundo a sus ancestros, un gigantesco beso en la luz que proyecta el mármol negro y el cristal de azúcar, donde sus parpados vieron la más rojiza forma. Porque es una y muchos seres en los s que se decanta, como una flor que es jardín, porque con la luz de sus pétalos les da vida a las demás flores de su entorno. Y cae, como en un murmullo, casi un silencio
veo
luces
me
llaman
me
persoguen…
En
ellas me hundo
¡Naufrago!
Me
ancho fuerte a la inconciencia…
Y se debate entre su presente y el pasado, como en una permanente búsqueda del todo que la forma, con una identidad que se desconoce cuando
Si
sombra
Si
es mi espíritu
que
vive en mi
o
vivo en el
solo
sé que ayer me perdí
en
el tenue fulgor de una mirada
y
hoy no soy su amor
no
soy sombra
soy
nada
BIOGRAFIA
ANA ROMERO FRANCO nació el 13 de julio de 1970, en Yaguate, San Cristóbal, República Dominicana. Es educadora de lenguas modernas, egresada de la Universidad Dominico americana. Fue miembro del Taller Literario cesar Vallejo de la Universidad autónoma de Santo domingo durante una década. Es coordinadora del taller literario Pedro Mir de los Alcarrizos desde el año 2009. Sus textos han sido publicados en la antología “Safo”: las más recientes Poetas Dominicanas, Antología Poética del Sur, boletín No 17 del Taller Literario Cesar Vallejo de la Universidad autónoma de Santo Domingo.
Yofui
esa negra ladina
Yo
era esa negra uolof la kimbondu,
La
yoruba y la bantú
Qu
en 1518 en esas tratas negreras
Corriendo
en el maizal
Me
puiseron las cadenas
Deje
mi hijo llorando
En
busca de una verbena.
Fui
esa madre sufrida
Era
esa negra mande
Que
cuando escuchaba un tambor
Bailaba
en un solo pire.
Pero
vino ese alemán
Pero
llego aquel francés
Con
lenguas tan extrañas
Que
no pude yo entender
Decían
que eran ingleses
O
que eran portugués
Llegaron
de todas partes
Decían
que eran danés.
Me
montaron en la barca
Y
sin poderme mover
Éramos
100 los primeros
Los
otros llegan después.
Me
canjearon por monedas
Pero
decían usted que yo no valía tanto
Que
ya iba a envejecer
A
mis 18 años no lo podía creer.
Si
dejé mi mandinguito,
Como
es que yo iba a volver
Pero
con los negros alzao
Me
cimarroné
Con
la esperanza en el alma
De
mi muchacho yo ver.
Pero
esa noche maldita
¡Es
que no pude correr!
Me
agarraron con los perros
Y
me hicieron devolver
Me
pusieron los grilletes
En
el cuello y en los pies
Y
fui mercancía negra y gallina de poner.
Parí
12 muchachos
Pero
ya no sabía na
Había
perdido el juicio
Solo
el guaguancó calmaba mis ansias
Solo
la charanga, solo la macumba…
Y
las noches tristes majaba el pilón…
Miraba
la luna, hablaba bajito
Buscando
en palenque aquel muchachito
Aquel…
mi negrito…
Buscaba
anamú, buscaba verbena.
El
día en que esos blancos me pusien cadenas.
MIS
ANCESTROS Y YO. Ana Romero Franco. 98 páginas. @2021 Nilltrombook. Impreso en
USA. www.amazon.com.27marzo2022.
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