MANUEL NÚÑEZ.
Manuel Núñez nació en Santo Domingo en 1957. Lingüista, investigador, académico y ensayista. Obtuvo su Licenciatura y Maestría en Literatura Moderna en la Universidad de París VII (Recinto de Jussieu) y de París VIII (Recinto de Saint Denis). Posteriormente, se dedicó a la lingüística aplicada y realizó sus estudios de Doctorado en Lingüística Aplicada en la Universidad de Antilles Guyane (Fort de France). Se ha dedicado a la docencia ejerciendo como Profesor de literatura en la Carrera de Lenguas Extranjeras de la Universidad Tecnológica de Santiago en Santo Domingo (UTESA) —donde dirigió el Departamento de Filosofía y Letras—, de Lingüística Aplicada en la Maestría de Lingüística la Universidad de Santo Domingo (UASD), y en la Maestría de Enseñanza del Español en el Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC). En la Escuela Diplomática del Ministerio de Relaciones Exteriores, así como en la Escuela de Altos Estudios del Ministerio de Defensa, imparte la asignatura de Geopolítica. Es Miembro de Número de la Academia Dominicana de la Lengua (Sillon Q). Ha sido articulista de los periódicos El Siglo y Hoy. Ha merecido el Premio Nacional de Ensayo en dos oportunidades por su libro El ocaso de la nación dominicana (1990) y Peña Batlle en la Era de Trujillo (2008).
589. EL OCASO DE LA
NACION DOMINICANA. Editora Alga y Omega. 1990.347 págs.
En su obra El ocaso de la nación dominicana, el autor plantea que: Desnacionalizadas las fuentes principales de obtención de divisas (turismo —que tiene la principalía económica—, zonas francas y los emigrados dominicanos); mermadas por lo mismo del entronque nacional las políticas que apuntan hacia un desarrollo autonómico; desnacionalizada una gran parte de la mano de obra que participa en las principales actividades productivas (la caña de azúcar, el café, el arroz, el cacao y las faenas de construcción en las ciudades); desmantelada, en consecuencia la correspondencia entre la cultura nacional y la economía; obligados la mayoría de los dominicanos a vivir al albur de lo foráneo, resulta pues axiomático pensar que estas tendencias que están actuando ahora implican una desintegración del ser nacional. Al estar en trance de desnacionalización los instrumentos de supervivencia del pueblo dominicano, tanto las funciones sociales como los modos de vida, los destinos individuales y los actores de la sociedad rompen sus amarras con lo nacional. Si esto ocurre en los cimientos económicos de la sociedad, hay, pues, fundamentos para percibir en ello las señales de un ocaso. Pero detrás de cada caída, hay un renacimiento. La desnacionalización es su santo y su seña.
No hay comentarios:
Publicar un comentario