viernes, 13 de septiembre de 2024

DE MI BIBLIOTECA: FRANZ KAFKA / Marcial Báez

 



FRANZ KAFKA

(Praga, 1883 - Kierling, Austria, 1924) Escritor checo en lengua alemana cuya obra señala el inicio de la profunda renovación que experimentaría la novela europea en las primeras décadas del siglo XX. Franz Kafka dejó definitivamente atrás el realismo decimonónico al convertir sus narraciones en parábolas de turbadora e inagotable riqueza simbólica: protagonizadas por antihéroes extraviados en un mundo incomprensible, sus novelas reflejan una realidad en apariencia reconocible y cotidiana, pero sometida a inquietantes mutaciones que sumergen al lector en una opresiva y asfixiante pesadilla, plasmación de las angustias e incertidumbres que embargan al hombre contemporáneo. (Biografías y Vidas).



LA METAMORFOSIS. Ediciones Orion. 130 páginas. Buenos Aires. Argentina. 1974.

La vigencia de Franz Kafka podría apoyarse en la posibilidad de aplicarle el metido psicoanalítico ten en boga, a toda la obra; por supuesto, y desde luego, a su estilo entrecortado e imperioso, escueto y despojado. Estilo que bien pudiera tener su origen, inesperadamente popular, en esos dichos y monsergas del pueblo que, sin desearlo, le injerto su padre tan burgués. Para algunos autores del psicoanálisis. La metamorfosis sería la descripción de un típico estado esquizofrénico; para otros Kafka es un paranoico. Su grande y único tema es contarse a sí mismo y, por tal medio, las relaciones que se suscitan entre el arte y el artista con lo restante del mundo. Sus temas son invariables, solo tiene una cosa para decir y lo hace mediante la incansable repetición de los mimos motivos como anota Marthe Robert. (Abelardo Arias).



LA CARTA AL PADRE. Quatrio Editores.105 páginas Buenos Aires. Argentina. 1974.

“El objetivo de Franz con esta carta no era sino el de acercarse más a su padre, el de intentar ser su amigo, no su enemigo, como él siempre lo vio, es triste el pensar en que nunca tuvo un padre con el cual hablar acerca de sus problemas sin ser objeto de burlas, en el que no se podía confiar una desventura porque la respuesta iba a ser siempre la misma “Te hace falta sufrir…”.



EL CASTILLO. Biblioteca Edaf. 516 páginas. Madrid, España. 1976.

El argumento de esta novela es simple y, poco a poco, aterrador, característico de la obra kafkaina. El agrimensor K. llega de noche a un pueblo perdido en las montañas, para hacerse cargo de su trabajo. A partir de aquí el relato de las vicisitudes del protagonista, en su relación con el castillo, y las gentes del pueblo, va haciéndose alucinante hasta un final en que seguramente moriría sin conseguir franquear las puertas del castillo. Novela publicada por primera vez en 1926, después de la muerte de Kafka, es según Max Brod, en su libro sobre el escritor checo, la obra que más apreciaba el gran novelista.



AMÉRICA. Centro Editor de América Latina. 213 páginas. Buenos Aires argentina. 1976.

En 1912 Kafka escribe siete capítulos de su novela América, que se publicara después de su muerte. Se trata de una obra extraña y al mismo tiempo, típica del gran escritor praguense él dijo que su modelo había sido Dickens. Sin embargo, América nos presenta un mundo totalmente diferente del de su declarado modelo: es la historia de un muchacho entregado a la maquinaria del azar y del absurdo. Sus aventuras, sus humillaciones, sus amos y sus trabajos conforman una trama apasionante, en la que el aprendizaje de la adolescencia aparece como un complejo de riesgo, culpa, inocencia y castigos.



EL PROCESO. Biblioteca Edaf. 339 páginas.  Madrid. España 1977.

Su novela el proceso quizá su obra principal, es seguramente un producto de vivencias personales. La deformación subjetiva que imprime a los hechos, como el carácter onírico de las escenas, ha motivado que se clasifique dentro del expresionismo y que se le vincule también con el surrealismo. Expresa la desorientación metafísica del hombre de nuestro y la angustia de la destrucción de la persona por un sistema social absurdo, y que, sin embargo, debe asumir el individuo. Hay, sin duda, en su pobra una premonición de las catástrofes que se abatirían años después de su muerte sobre la humanidad de nuestro siglo.


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