La común de San Cristóbal,
elevada a esa categoría geográfica-política en 1822, ha sido, junto a los vastos
territorios que conforman la provincia, lugar de grandes primacías en la historia
de la isla, y de la República Dominicana. Por eso se ha dicho con justa razón,
que “no hay solo un hecho importante del país, donde San Cristóbal no haya
estado presente de manera protagónica”.
Cuando se inició la
colonización española donde primero apareció el “oro a flor de tierra”, fue en
lo que es hoy la sección de Hormiguero, común de San Cristóbal, donde el
adelantado Bartolomé Colon fundó la villa de la Buenaventura y se construyó una
fortaleza y una fundición de oro. Desde esos territorios, se inicia también el
proceso de las encomiendas y la distribución de tierra a los hidalgos, así como
el desarrollo de la industria azucarera, y por eso se conoció lo que es hoy la
común, como Partido de los ingenios de Nigua.
Precisamente en Nigua, en
el año 1796, tiene lugar una de las rebeliones de esclavos más importantes en
la parte española, que estallo en el ingenio azucarero propiedad del Duque de Aranda,
por lo que la lucha por la libertad y los derechos humanos universales, tienen
en Nigua, San Cristóbal, una dramática historia, que fue saldada con sangre por
los colonizadores.
En los años que siguieron
a la invasión haitiana de la parte Este, por Jean Price Boyer, en 1822, la
común se convirtió en un centro de rebeldía revolucionaria contra el régimen
haitiano. Cuando se produce el pronunciamiento separatista, Antonio Duvergé,
José María Cabral y Luna, Eusebio Pereyra, Aniceto Martínez, Eusebio Araujo,
junto al “Batallón Nigua”, se convirtieron en los principales soldados sancristobalenses
de la Guerra Patria, quienes con su actuación y valentía, se encumbraron a la
cima de la proceridad.
Los aportes de la común
al movimiento separatista y su conocida fiereza y fidelidad a la causa,
determinaron que fuera el lugar escogido para que los primeros constituyentes elaboraran
el primer estatuto jurídico de la nación, la Constitución fundacional de 1844,
por lo que San Cristóbal tiene el honor de ser Cuna de la Constitución de la República, posteriormente bautizada
por el Congreso Nacional, en atención a este hecho histórico, como “Ciudad Benemérita”.
En la Guerra de la Restauración,
el otro hecho trascendente de historia nacional y la lucha por la independencia,
San Cristóbal pasó a convertirse en centro estratégico de las fuerzas restauradores.
La denodada lucha de los soldados sancrsitobalenses contra las tropas españolas
liderada por Eusebio Pereyra, José María Cabral y Luna, y Aniceto Martínez, a
la que se integró Gregorio Luperón, fue reconocida por el Gobierno Restaurador,
que declaro la común como “Baluarte
inexpugnable de la revolución restauradora en el Sur”.
En cada hecho importante
que haya ocurrido en el ámbito nacional o en cualquier manifestación humana,
los sancristobalenses se han distinguido y han alcanzado posiciones cimeras. En
las luchas por la libertad y la dignidad nacionales, en la historia, la cultura,
la literatura, las artes, la agricultura, la música, los deportes y el
desarrollo en general, los sancristobalenses han escrito páginas admirables en
la historia dominicana.
El desarrollo industrial
del país se inició en San Cristóbal, conjuntamente con Santo Domingo, en los
primeros años de la década de los 50. En la común tuvimos la primera fábrica de
armas, la primera fábrica de vidrio, la primera fábrica de sombreros, y la
primera fábrica de tubería sanitaria, entre otras importantes industrias.
También la primera escuela pública para la enseñanza agrícola se abrió en la
común, en 1909, que por cierto, San Cristóbal ha sido siempre granero de Santo
Domingo, y hoy, además de alimentos, también recibe de sus ríos, parte esencial
del agua potable que consume la ciudad capital.
Recientemente el futbol
dominicano se creció en Honduras y clasificamos por vez primera a un Mundial de
Futbol de la FIFA, para Indonesia 2023 y Paris 2024. Sabía usted que el Futbol
dominicano se desarrolló en San Cristóbal en los años 1964-1970 con el equipo
“Refor Club”, por lo que oficialmente el Instituto Preparatorio de Menores (Reformatorio)
pasó a ser considerado “cuna del balompié en República Dominicana”?. En el
equipo que ganó en Honduras, hubo la participación de tres destacados
sancristobalenses.
Uno de los últimos acontecimientos
que conmocionaron la nación, fue la segunda intervención militar de los Estados
Unidos en nuestro país, en el siglo pasado. El rechazo a ese abominable
atropello que hirió la soberanía nacional, tuvo en los sancristobalenses, como
siempre, actitudes patrióticas protagónicas. En la lucha librada, desde el estallido
del movimiento cívico-militar de abril de 1965 al enfrentamiento de las tropas
estadounidenses interventoras, cientos de militares y civiles de la común
dijeron presentes. Un hecho determinante en esa lucha, fue que el comandante de
las unidades blindadas de la Fuerza Aérea Dominicana, el sancristobalense
Fernando Cabral Ortega, se unió con los tanques de guerra al movimiento. En los
comandos de defensa que fueron estructurados para el combate en las trincheras
de la zona colonial, participaron decenas de ciudadanos y ciudadanas de la
común. Entre ellos, Rafael Duvergé, Eleazar Montas, Rafael Boissard, Alejandro
Brioso, Rafael Rivera Martínez (Barriguita), Héctor Díaz Polanco, Rubén Marcano
y Modesto del Rosario, así como una gran participación de la mujer sancristobalense,
representadas en las personas de Norma Valdez, Naya Pereyra, Clarissa Brioso, Julia
Peralta, Hilda Barinas y Norma Lazala, entre otras.
El espacio no es holgado
para resumir las primacías sancristobaenses, por lo que esperamos que esta
apretada síntesis, ofrezca una idea de la importancia de esta ciudad benemérita
en el devenir de la República Dominicana, que acaba de arribar al bicentenario
de su elevación a común en 1822.